A simple vista parece un predio abandonado: está repleto de basura y en su corazón se erige un viejo edificio sin ventanas, que -según los vecinos- sirve de resguardo de malvivientes y jóvenes que encuentran una guarida nocturna para consumir drogas. Pero ese espacio ubicado detrás de la Casa del Bicentenario, entre La Madrid y Lavalle al 3.500 (se extiende unas tres cuadras más al oeste), en realidad es un apéndice del parque Guillermina, oficialmente llamado Batalla de Tucumán, cuyo cuidado depende de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán.
El casi eterno paisaje de miseria, que no deja de preocupar a los vecinos, volvió a encender la alarma la semana pasada: más de 20 personas de cuatro cooperativas del plan Argentina Trabaja comenzaron a limpiar el terreno y a despejar el abandonado inmueble, que, en rigor, ya tiene otro destino: el Concejo Deliberante sancionó el 10 de octubre una ordenanza por la cual se autorizó a la Municipalidad a ceder el terreno, en comodato por 20 años al Sindicato de Empleados y Obreros de Comercio (SEOC). Esta decisión, y una anterior -en la que se quería construir un geriátrico- es resistida por integrantes de la Comisión de Patrimonio de la provincia, dado el carácter patrimonial del predio. (Ver "Cambio polémico"). Hasta que SEOC se haga cargo, en el lugar funcionará un emprendimiento cooperativo.
La movilización de tanta gente generó preocupación sobre el futuro del lugar. "Tenemos miedo de que particulares se apropien de ese terreno, que es público. Esas personas que vinieron a despejar la zona nos dijeron que instalarán una empresa privada de aberturas de aluminio. Acá viene cualquiera y hace lo que quiere. Sino mirá ahí", indicó Lucía Pérez, mientras señalaba, en el espacio verde, una zona repleta de montículos de tierra. Allí se acumula arena y ripio que utiliza para sus obras la empresa constructora Cuevas. Así lo confirmó Fabián Cuevas, uno de los propietarios. "Usamos ese espacio para acopiar material, para luego llevarlo a los corralones. La Municipalidad nos dio permiso", aclaró.
A Margarita Díaz, otra vecina, no le preocupa la ocupación privada, sino el trajín de los carreros que depositan restos de alimentos, bolsas con rellenos desconocidos, escombros y animales muertos, además de los focos de fuego que se extienden por todo el espacio en el que estaban los viejos piletones de la Adolfo de la Vega al 500 (ahora sólo queda la estructura de los trampolines).
Cooperativas en juego
Esa parte del terreno fue donado en el pasado por el empresario y filántropo Alfredo Guzmán y su mujer Guillermina Leston, para que se cree un jardín botánico. Pero el municipio capitalino tiene previstos otros planes para una pronta recuperación y revalorización del lugar. Atilio Belloni, subsecretario de Obras Públicas capitalino, explicó que en este momento cuatro cooperativas del plan Argentina Trabaja están limpiando tanto el terreno como el edificio abandonado que se encuentra en el centro de la manzana. Allí -explicó el funcionario- se instalará un taller en el que se producirán módulos de carpintería de aluminio, herrería y madera, además de premoldeados de hormigón para equipamiento urbano (bancos o postes olímpicos).
"Obviamente esa ocupación será temporaria; lo que dure el programa. Calculamos que serán unos cuatro meses. Servirá para combatir el vandalismo y el basural clandestino que se forma allí", comentó Belloni. Agregó que generalmente se buscan edificaciones sin uso, y se las recupera con la mano de obra y los materiales de esas cooperativas que necesitan un lugar temporal. Aclaró que se le pidió a la empresa Cuevas que retire de inmediato el acopio de material que deposita sobre el espacio verde. "No tenían nuestro permiso", resaltó.
Cuestionamientos
Entre los que rechazan los usos previstos para el futuro del predio se encuentran los miembros de la Comisión Provincial de Patrimonio Cultural de la Provincia.
"Cuando el Gobierno iba a construir el hogar de ancianos, nosotros mostramos documentos en los que se aclaraba que ese terreno es parte del parque Guillermina. No se puede construir allí, porque es patrimonio cultural de la Provincia", recordó Gabriela Lo Giúdice, representante en la Comisión de la Universidad Santo Tomás de Aquino. También destacó que no se ha presentado en la Comisión de Patrimonio ninguna modificación al proyecto del geriátrico. "Sí o sí deben pasar por nuestra Comisión los pedidos para intervenir el lugar. Si no lo hacen y construyen, incurrirían en una contravención contra la ley y serían sancionados", explicó Lo Giúdice.
Por su parte, Mercedes Aguirre, directora de la Comisión de Patrimonio, indicó que cualquier obra que se haga en ese terreno se puede detener y hasta desarmar. "Para que se toque esa propiedad -resaltó Aguirre- deben estar de acuerdo las partes: la Comisión, el municipio y los vecinos".
Cambio polémico
Primero un geriátrico, luego un complejo
En octubre, la decisión de donar el terreno al sindicato SEOC para realizar un complejo deportivo fue cuestionado por los ediles opositores Roberto Ávila (PRO), Sandra Manzone (Coalición Cívica-Ari), Claudio Viña (FR), José Luis Avignone (UCR) y Roque Mendía (UCR). Sus críticas se centraron en la rapidez con la que fue aprobada la iniciativa -en sólo 48 horas- desde que ingresó por mesa de entradas. La decisión beneficia a los afiliados del gremio que conducen el dirigente Roque Brito y Oscar Cano. Este último es concejal por el amayismo. Según aclaró el gremio, el complejo deportivo también estará abierto para el público en general. Para llegar a aprobar el proyecto, el oficialismo tuvo que introducir cambios en el plan original. Sucede que ya se encontraba en vigencia la ordenanza Nº 4.218, mediante la cual se habilitó en 2010 la donación del predio por parte del municipio a la Provincia, con la idea de construir un geriátrico en el lugar. Como el Poder Ejecutivo no usó el terreno, los concejales derogaron la norma y, de esta manera, se lo dio en comodato por 20 años al gremio mercantil.